martes, 11 de enero de 2011

Sapo de revolución

Había una vez un sapo. Un sapo verde, como muchos sapos, que nunca fue príncipe ni volverá a serlo, pero él igual quería el beso de una princesa. Yo, que de princesa tengo menos que de sapa, salí al patio una noche de verano cargada de humedad por una lluvia de día completo; salí para buscar alguna estrella que se me habría perdido entre los nubarrones. Y mirando para el cielo lo pateé, y él se enojó y me dijo que quería un beso. Le dí unos mates y escuchamos juntos un disco viejo de María Elena que él traía en su cartera. Cuando nos despedimos, le dije que lo quería mucho, pero como amigo, y que no quería darle un beso. No dijo nada. Solamente miró al cielo, hizo que una estrella fugaz se desprendiera, se montó en ella y, después de mirarme incómodamete a los ojos, se fue. Pero volvió a los dos minutos, y como pensativo me dijo que estaba pensando en dejar el negocio de los besos, para dedicarse a la soja. Riendo los dos, le ofrecí un abrazo, y se fue él al mar del cielo, volando en su estrella fugaz, ahuecando mis estructuras para hacer lugar a la fantasía que deviene en creatividad que deviene en sueños que devienen en desafíos que devienen en revolución.

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a patapila

a patapila es un blog de descarga, un cable a tierra de la vida que me ataca, que me invade con armas de risa y lágrimas. Un diario de viajante del mundo que derrocha poesía que nadie lee (o nadie escribe) y se escribe a sí mismo con olvidos y recuerdos, pasiones y broncas, inquietudes y certezas raras. Un espacio que comparto de las huellas descalzas que el tiempo deja, y que le dejo al tiempo.

YA ESTÁS ADENTRO, DEJÁ TU HUELLA...

Haciendo click en el título de cada texto podés hacer comentarios... Ya estás adentro, descalzate y dejá tu huella...


En el norte se dice "a pata pila"
para decir "descalzo".

andando a pata pila se saborea mejor el
mundo, se sienten hondo los dolores
y las tibiezas del camino...

Hay que aprender a caminar a pata
pila, para no tener miedo ni andar cuidando
de no pisar ninguna espinita. Hay que animarse y
disfrutarlo...


A pata pila como los niños , como
los aborígenes, como cuando nacimos.


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