domingo, 21 de marzo de 2010

Buenos Aires

"¡Ey! ¿Qué te pasa Buenos Aires?" Pregunta Fito, y diagnostica: "Te falta mambo, te sobra muerte y pasarela"
León protesta con amor: "Hasta un buen corazón puede perder la calma"
¿Y yo? ¿Qué puedo decir?
Fui a Buenos Aires, Capital Federal. La ciudad de los legendarios porteños. Objetivo, hacer un trámite; pero me sobró tiempo  e hice un poco de turismo del barato, el de los pobres: caminando.
Y mi experiencia se queja. En el lugar de los pañuelos blancos y la casa rosa, con los incontables monstruos, eh, digo, bancos! los incontables bancos (monstruosos) alrededor, la gente parece sacada de una película. Tantos trajes vi en cuatro cuadras cuadradas que todos los trajes que vi antes en mi vida, sumados, no alcanzan. Tanto maquillaje y tacos altos, tanta energía volcada al estiramiento que el Patio Olmos parecía una concentración de jipis sucios. Tantos celulares sonando y gente hablando (o aplazando hablares: ´te llamo en quince minutos', 'mirá, estoy ocupado, llamame mañana', 'no llegué todavía, te llamo en media hora') y tanta incomunicación. Y tantos títulos! En un bar: un café (de $2) para el fiscal, y un menú (de $15) para el contador, y al doctor hay que cobrarle lo de él y lo del abogado... Me hizo dudar si el fiscal, el contador, el doctor y el abogado además tenían sus nombres. Y el ritmo. Creo que me chocaron como diez veces en una hora y cuando me daba vuelta para decir perdón e intercambiar una sonrisa, el ser humano que había colisionado conmigo estaba ya a 50 metros de mí. También me choqué una palmra, de colgada no más, cuando iba viendo para arriba, buscando el cielo, que solo ves si mirás justo arriba. Buenos Aires alrededor de Mayo es la alta suciedad digo! sociedad, imitando modelos extranjeros, extranjerizando, extranjerizada. Reluce edificios ultramodernos y coloniales que no contrastan entre sí, y que saben combinar los peatones con su look conservador pero arrogante, formal pero canchero. ´Te sobra pasarela´, Fito, tenés razón.
De ahí dije: me voy a Once. Que no sé qué es. Caminé unas treinta cuadras, pero parecía que me hubiera cambiado de país. De repente, empezaron a aparecer colchones en las veredas, que se revelaron como los dormitorios (u hogares) de la gente de las calles. Son linjeras, pero diferentes a los de Córdoba: más jóvenes, hay hasta niños, y en comunidades. Encontrás hasta cuatro colchones juntos, bajo un mismo alero. En la calle la oferta desborda. ´Flaca, un celular, está liberado, ¿eh?, vos ponés el precio´. Anteojos de leer y de sol, fundas para el dni, maquillajes, juguetes de los que desilusionan rápido (como el tomate mágico, muy de moda también en las peatonales de nuestra Córdoba) y hasta ropa interior, golosinas y carteras. No, no es Bolivia, es Buenos Aires, lo juro. La otra cara de Buenos Aires, la que no nos muestran tan seguido.
Y queda tanto por decir! Del tráfico histérico, de las calles gigantes, imposibles de cruzar, de la indiferencia, de la naturalidad con que existen ciertas cosas que no son tan naturales, de la mirada acostumbrada, del ruido ensordecedor, de la cantidad de alarmas que hay todo el tiempo sonando (de celulares, de cocheras, de autos...), de los músicos callejeros, de las personitas que te ofrecen cambiar dólares, del cantito porteño y el sshhh en vez de la y o la ll (que hace callar a los provincianos)... uffffff.
´Hasta un buen corazón puede perder la calma´, acuerdo totalmente con León.
No hay conclusiones. Solo una extraña forma de cariño no asumido, mezclado con rencores históricos y anhelos futurescos que más se parecen a quimeras que a sueños. Buenos Aires seguirá su escribirse sin mí, como hasta ahora. Y yo seguiré mi escribirme sin Buenos Aires, como hasta ahora. Pero nos hemos conocido. Mucho gusto. Bueno, no tan mucho. Un poco de gusto. No, no, no: Mucho gusto.
(Y espero que haya quedado claro lo poco claro que está todo aquí).

3 comentarios:

Ananá dijo...

Bs As apesta! Al menos cada vez q voy siento q estoy constantemente en el centro, bah en muchos centros juntos con mucha gente junta. Y a mí ir al centro no me gusta. Lo único bueno q tiene es q los bondis pasan rápido, como todo en esa ciudad.

Anónimo dijo...

Quiero leer mas!!! Como es Alemania? Como te va alla? Un beso

Pepe dijo...

genial...
perdon perdon perdon... por haberte chocado, quizas fui, no se choque un par de veces esta semana.

los de los menues me indigna... al fin alguien que lo entiende, yo propongo el menu "pobre cadete" seria un menu que por decreto deberia pagar la empresa, y a libre eleccion.

pd llegue aca por tu faibuc

a patapila

a patapila es un blog de descarga, un cable a tierra de la vida que me ataca, que me invade con armas de risa y lágrimas. Un diario de viajante del mundo que derrocha poesía que nadie lee (o nadie escribe) y se escribe a sí mismo con olvidos y recuerdos, pasiones y broncas, inquietudes y certezas raras. Un espacio que comparto de las huellas descalzas que el tiempo deja, y que le dejo al tiempo.

YA ESTÁS ADENTRO, DEJÁ TU HUELLA...

Haciendo click en el título de cada texto podés hacer comentarios... Ya estás adentro, descalzate y dejá tu huella...


En el norte se dice "a pata pila"
para decir "descalzo".

andando a pata pila se saborea mejor el
mundo, se sienten hondo los dolores
y las tibiezas del camino...

Hay que aprender a caminar a pata
pila, para no tener miedo ni andar cuidando
de no pisar ninguna espinita. Hay que animarse y
disfrutarlo...


A pata pila como los niños , como
los aborígenes, como cuando nacimos.


-------------------------------------