Anoche casi me muero de frío. Tenía la estufa prendida al lado mio, y un montón de colchas para mí sola, me había bañado con agua caliente y con ojotas, así que no entendía por dónde se colaba tanto fresco.
Entonces escuché que en la otra cama, sutilmente, la Elena roncaba. Y ahí entendí. Entendí que el calor que verdaderamente te calienta no te lo dan las estufas, los calefones ni las camas lejos del piso, individuales y con muchas colchas. Hay otro calor, el que copa el corazón y de ahí como un cáncer va haciendo metástasis hacia todo el cuerpo; no es medible con ningún termómetro, pero el espíritu lo detecta, lo siente y, sobretodo, lo necesita.
Es el calor que dan los ronquidos estridentes y los disimulados, que cantan el trabajo arduo del cuerpo y la satisfacción del alma por el encuentro del día. Es el calor que dan las colchas compartidas, disputadas, ofrecidas, quitadas y devueltas, el de la cucharita, el de los chistes malísimos y el miedo globalizado a que se aparezca un fantasma. Es el calor de la pregunta ¿por qué ladrará el perro? y las mil respuestas inminentes, las que se dicen y las que se callan, las que se gritan y las que se susurran.. Es el calor del reto del "caiese merda!", el del "shhhh que Natia duerme"...
Es el calor de ser humanos, de que seamos humanos, que se enciende con puñados de charamusca que hemos juntado al juntarnos, y la chispita que se forma con el choque de los corazones inconformes, soñadores, esperanzados y, sobre todo, amigos. Ese calor brota del balde que pasaba de mano en mano, crece en la montaña de escombros que formamos todos y llega al cielo cabalgando el humito de unos troncos en un balde de lata en la noche del flasheo.
Pero ahora el recuerdo me invade arrebatando a esta fresca de soledad, y se mete entibiando cada rincón con una sonrisa conocida, con un mate mal cebado o un raspón doloroso, hasta transportarme a una imagen ahumada que revivo con alegría. El recuerdo me recuerda que es hermoso vivir y darse, compartir y discutir, matear y comer, flashear y decir huevadas, destruir y construir... es hermoso ser humanos junto a ustedes. Tanque lleno!!
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a patapila
a patapila es un blog de descarga, un cable a tierra de la vida que me ataca, que me invade con armas de risa y lágrimas. Un diario de viajante del mundo que derrocha poesía que nadie lee (o nadie escribe) y se escribe a sí mismo con olvidos y recuerdos, pasiones y broncas, inquietudes y certezas raras. Un espacio que comparto de las huellas descalzas que el tiempo deja, y que le dejo al tiempo.
YA ESTÁS ADENTRO, DEJÁ TU HUELLA...
Haciendo click en el título de cada texto podés hacer comentarios... Ya estás adentro, descalzate y dejá tu huella...
En el norte se dice "a pata pila"
para decir "descalzo".
andando a pata pila se saborea mejor el
mundo, se sienten hondo los dolores
y las tibiezas del camino...
Hay que aprender a caminar a pata
pila, para no tener miedo ni andar cuidando
de no pisar ninguna espinita. Hay que animarse y
disfrutarlo...
A pata pila como los niños , como
los aborígenes, como cuando nacimos.
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4 comentarios:
dejo mi huella angi!
pulentaso..
no dejes de escribirr ñoña!
ahora necesito el calor de la elena a mi lado xq ta muy frio! cucharita cucharita!
te quiero ñoñitaa
belub
me encantó esta entrada, tanto q me dejaste sin palabras!! :)
gracias por sus huellitas ñoñaaaas!! hoy estoy un poco cursi... o capaz salió mi lado tierno como diría el manu... así q las qiuero mucho!
http://www.youtube.com/watch?v=zfi-T2JWvuw
que lindo!!!!
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