Un día salís a comprar una remera y como podés elegir entre la roja y la verde, te creés que sos libre. Pero al día siguiente, te das cuenta de que además de elegir el color, podés escoger entre la manga corta o la manga larga. Ahora sí, pensás consolado, soy libre. Semanas después te das cuenta de que además podés elegir entre comprar una remera o un pantalón, y con alegría ves que tu libertad se ha ampliado. Al otro mes, descubrís que en vez de comprar una remera o un pantalón, podés comprar cualquier cosa que no sea ropa y ahí declarás: he encontrado la verdadera y definitiva libertad. Entonces, en ese mismo momento, alguien (yo o cualquiera) te dice que también podés elegir entre comprar y no comprar. Entrás en crisis. ¡Hasta cuándo! ¿Qué es ser libre? ¿Cuándo una persona es libre? ¿Quién dice que lo sea? ¿Existe la libertad absoluta?...
No se si alguien habrá respondido científicamente esas cosas; yo, humildemente, creo que lo único que nos hace libre es el descubrimiento de la verdad, es decir: el conocimiento. No es inocente que la revolución cubana no se enseñe en las escuelas: la intención es que no puedas elegir el comunismo, porque no lo conocés. Así el sistema se ahorra el tener que pelear contra tu cerebro, contra el pensamiento.
PENSEMOS! APRENDAMOS! LEAMOS! INVESTIGUEMOS! Sino, seguimos siendo un títere más de este teatro en donde hacemos lo que nos dicen que hagamos, nos vestimos como nos dicen que nos vistamos y consumimos compulsivamente lo que a unos pocos los enriquece cada vez más. Y todo, pensando que lo hacemos libremente, porque queremos. ja!.
"Es la libertad, la libertad, la libertad... que se te rebela, que te pega un par de gritos."
Arbolito.
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